La ruleta desempeñó un papel tan importante en la vida política de un Estado centroeuropeo que puso fin a la carrera de una eminencia e incluso se convirtió en una de las causas de la Guerra Civil. ¿Se lo imagina? Esto ocurrió realmente en España en los años treinta. Aquellos hechos pasaron a la historia con el título de Straperlo. Desde entonces, esta palabra ha sido utilizada por los españoles como sinónimo de escándalo financiero al más alto nivel.
¿Qué ocurrió?
El protagonista de esta historia fue Alejandro Lerroux, un destacado político español, que había desempeñado un importante papel en la vida social y política del país en la primera mitad del siglo XX. Fue Presidente del Gobierno de España en cuatro ocasiones.
Lerroux fue ministro de Asuntos Exteriores en 1935 en el gobierno que había formado Chapaprieta, un financiero del Partido Republicano Radical. Parecía que sus asuntos y los de otros colegas de este partido político tenían que ser grandes, pero entonces apareció en el horizonte Daniel Strauss, un audaz aventurero llegado de Holanda.
Trajo a España una ruleta que se podía controlar pulsando un botón. Funcionaba con electricidad. El inusual título de esta ruleta tenía su origen en los nombres de Strauss, su socio de Holanda, Perel, así como su esposa, Lowann.
Su diseño se parecía al de una ruleta tradicional, con una cantidad reducida de números, diferencias en la disposición y otras características. Strauss intentó presentarlo a las autoridades como un juego que no tenía nada que ver con las apuestas. Decía que todo dependía únicamente de la habilidad de los jugadores.
Daniel consiguió establecer su ruleta en el Hotel Formentor, del que pronto fue expulsado. Después probó suerte en el Casino Kursaal de San Sebastián, pero el público local no tardó en darse cuenta de que se trataba de un artefacto fraudulento, y la policía prohibió Straperlo. Su destino ulterior estaba amenazado, y Strauss, que había gastado mucho dinero en desarrollar este fraude, no podía permitírselo.
Las opiniones de los historiadores sobre los acontecimientos posteriores son diversas. Algunos de ellos informan de que Daniel persuadió a miembros influyentes del Partido Republicano Radical para que votaran a favor de la legalización de la ruleta fraudulenta llamada Straperlo. Ofreció para ello una parte considerable de los ingresos de la campaña de apuestas. Los demás insisten en que empezó a chantajear a Lerroux, ya que los familiares del ministro estaban implicados en el fraude del Strauss. Alejandro se niega a pactar con Daniel, que escribe al presidente.
Consecuencias
De todos modos, esta historia se hizo pública. La reputación de Lerroux se echó a perder irremediablemente. Los opositores utilizaron este escándalo para obtener los máximos beneficios, y el desacreditado ministro tuvo que dimitir.
No se recuperó de las pérdidas. Perdió su escaño en el Parlamento, abandonó el Partido Republicano Radical y más tarde se trasladó a Portugal, donde vivió muchos años. Muchos de sus colegas tuvieron que dimitir debido al escándalo Staperlo.
La importante crisis política que ya existía en el país se vio agravada por estos acontecimientos y desembocó en la Guerra Civil española de 1936 a 1939.
El fraude con el juego tuvo consecuencias tan negativas.
La palabra "estraperlo" enriqueció el vocabulario de los españoles. Se utiliza como sinónimo de los escándalos financieros en los que se vieron envueltos importantes estadistas, la doble moral de los políticos y la corrupción dentro de la élite gobernante.
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