Roy Lee Walford nació el 29 de junio de 1924. Cursó estudios de medicina en la Universidad de Chicago, donde se licenció en 1948. Antes de terminar sus estudios, Walford viviría una extraordinaria aventura de juego que más tarde pasaría a formar parte del folclore de los casinos.
Logros en el juego
En 1947, cuando aún era estudiante de medicina y estaba de vacaciones, Roy Walford y su amigo Albert Hibbs, estudiante de matemáticas, consiguieron lo que muchos jugadores sólo sueñan: "hacer saltar la banca" en Reno, Nevada. Utilizando el análisis estadístico para identificar las ruletas sesgadas, la pareja siguió meticulosamente los resultados de las tiradas y apostó estratégicamente en las ruletas que determinaron que estaban desequilibradas.
Su enfoque científico del juego tuvo un éxito notable. Los casinos acabaron reconociendo su estrategia y les pidieron que se marcharan. Según diversas fuentes, sus ganancias oscilaban entre 6.500 y 42.000 dólares, una suma considerable a finales de la década de 1940. Se considera más probable la cifra más alta, ya que Walford utilizó sus ganancias para financiar parcialmente sus estudios de medicina y comprar una casa.
Carrera profesional
Tras su éxito en el juego y sus estudios de medicina, Walford se estableció como un respetado investigador científico:
Walford estuvo casado con Martha Sylvia Schwalb durante 20 años antes de divorciarse en la década de 1970. Tuvo tres hijos: Peter, Morgan y Lisa Walford. Falleció el 27 de abril de 2004, a los 79 años, de una insuficiencia respiratoria como complicación de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
El importe exacto de las ganancias de Walford en la ruleta sigue sin estar claro. Algunas fuentes hablan de entre 6.500 y 42.000 dólares. Lo que sí se sabe es cómo gastó esas ganancias:
Walford y Hibbs aparecieron en el número del 8 de diciembre de 1947 de la revista Life, fotografiados bebiendo leche y contando sus fichas tras su éxito en la ruleta.
Sus métodos estadísticos para ganar a la ruleta se mencionaron en el libro "The Eudaemonic Pie", de Thomas Bass.
A diferencia de muchos jugadores de éxito que continúan en la profesión, Walford utilizó sus ganancias como trampolín para su carrera científica.
Walford recibió numerosos premios y honores científicos, entre ellos que el asteroide nº 4629 llevara su nombre por su descubridor en 1986.
Durante su servicio en Biosfera 2, Walford puso en práctica su dieta de restricción calórica cuando la tripulación no pudo cultivar suficientes alimentos.
Aunque a Roy Walford se le recuerda sobre todo por sus contribuciones a la investigación sobre el envejecimiento, su temprano éxito en el juego demuestra el solapamiento potencial entre el análisis científico y la estrategia de juego. Su enfoque de la ruleta representa uno de los primeros casos bien documentados de uso del análisis matemático y estadístico para obtener ventaja en los juegos de casino, una práctica que los casinos ahora trabajan activamente para evitar.
Walford y su amigo Albert Hibbs utilizaron el análisis estadístico para identificar las ruletas sesgadas. Hacían un seguimiento meticuloso de los resultados de las tiradas, determinaban qué ruletas tenían imperfecciones mecánicas que creaban sesgo y, a continuación, hacían apuestas estratégicas en esas ruletas desequilibradas. Este enfoque científico les permitía predecir, con mayor exactitud que el azar, dónde podía caer la bola.
Las fuentes varían en cuanto a la cantidad exacta, informando de entre 6.500 y 42.000 dólares. La cifra más alta se considera más probable por sus compras e inversiones posteriores, que incluyeron la financiación parcial de sus estudios de medicina, la compra de una casa y la adquisición de un yate.
No hay indicios en la información disponible de que Walford continuara con el juego profesional tras su éxito en Reno. En su lugar, se centró en su carrera médica y en la investigación científica.
Cuando los casinos se dieron cuenta de que Walford y Hibbs sabían lo que hacían y ganaban sistemáticamente, les pidieron que se marcharan, una práctica habitual conocida como "barrar" a los jugadores expertos.
Sí, la estrategia de Walford era legal. Simplemente observaron las ruedas, siguieron los resultados e hicieron apuestas basadas en sus observaciones. No manipularon físicamente el equipo ni actuaron en connivencia con los empleados del casino. Sin embargo, los casinos tienen derecho a negar el servicio a cualquiera que consideren que tiene una ventaja desleal, por lo que finalmente se les pidió que se marcharan.