¿Por qué lo discutimos en la sección de trampas de Casinoz, dedicada a los mayores tramposos? Juzgue usted mismo:
Perder es imposible si el casino te da millones de dólares y no te exige que se los devuelvas.
¿Le gustaría ir a una casa de juego, pedir prestados un par de cientos de miles de dólares, comprar fichas, cobrarlas más tarde y no preocuparse nunca de devolverlas? Nuestros personajes tuvieron talento criminal, nervios de acero e ingenio durante mucho tiempo.
El fraude de los hermanos Roselli
En el centro de su plan estaba la llamada "usurpación de identidad" (robo de información sobre documentos extranjeros para utilizarla en beneficio propio). Los hermanos Roselli, de Monmouth (Nueva Jersey), hicieron sus increíbles negocios en los casinos de Atlantic City, Las Vegas y Puerto Rico desde mediados del siglo XX hasta principios del año 2000.
- Lo hicieron con la ayuda de un hacker.
- Hackeó el sistema nacional de crédito.
- Luego robó historiales de crédito intachables de particulares estadounidenses y extranjeros.
- Después, abrieron nuevas cuentas a nombre de estas personas.
- Las utilizaron en los departamentos de crédito de los casinos más grandes.
Cuando se enteraron de que el casino estaba dispuesto a conceder créditos sólo a quienes tuvieran un saldo de cuenta estable durante al menos seis meses, a los hermanos Roselli no les resultó difícil. Ya eran gángsters experimentados que podían operar eficazmente con grandes cantidades.
Abrieron cuentas nominativas e ingresaron medio millón en cada una de ellas.
Seis meses después, casi todos los casinos abrieron de buen grado sus líneas de crédito y transfirieron cincuenta mil dólares a estas cuentas.
Resultados increíbles
Durante más de cinco años, los hermanos Roselli visitaron los casinos de Atlantic City, Las Vegas y Puerto Rico todos los fines de semana. Utilizaban de buen grado todo lo que los casinos ofrecían gratis:
- habitaciones de hotel de lujo,
- buena cocina,
- alcohol de élite,
- transferencias, etc.
Pedían préstamos, conseguían fichas y jugaban, obligando a la dirección del casino a creer que se gastaban todo el dinero, aunque sus socios ganaban por otro lado. Luego firmaban de buena gana las facturas.
Los departamentos de crédito adoraban a estos clientes, por lo que el volumen de los préstamos crecía constantemente y alcanzaba los millones en algunos casinos. Los hermanos seguían jugando, creando la ilusión de pérdidas importantes. Su esquema era muy complicado e implicaba a docenas de socios de Nueva Jersey.
Sin embargo, ningún casino sabía que cada hermano tenía unos cuantos socios, por lo que no sospechaban que se estaban convirtiendo en víctimas de los mayores tramposos del crédito.
A veces, actuaban de forma agresiva e incluso torpe, pero se salían con la suya. El impresionante historial crediticio y la conducta de estos ricos hicieron el trabajo.
Salir y dar un portazo
En plenas Navidades de 2000, fueron a Las Vegas por última vez para escapar para siempre, dando un portazo tras de sí. Visitaron todos los casinos y consiguieron un préstamo masivo bajo diferentes nombres. Siguieron cuidadosamente a los jefes de los boxes de otros casinos para asegurarse de que nadie se diera cuenta de que los hermanos aparecían bajo varias apariencias. Tras varias grandes apuestas en todos los casinos, se marcharon y nadie volvió a verlos.
El resultado de su trabajo fueron 37 millones de dólares.
Este engaño salió a la luz sólo seis meses después. Primero, los casinos empezaron a recordar amablemente a los deudores que pagaran los préstamos. Pero sus avisos iban a las direcciones indicadas en las cuentas abiertas por Roselli. Los casinos no obtuvieron respuesta y empezaron a amenazar con demandas. Después, intentaron llamar porque les desviaban a servicios exclusivos con respuestas automáticas.
Seis meses después, el FBI se interesó por la situación, pero los hermanos Rosselli ya habían desaparecido. Por último, debemos mencionar que los verdaderos hermanos Roselli murieron mucho antes del engaño. Los tramposos robaron sus datos. Resulta que el FBI ni siquiera sabe a quién busca exactamente.
